Los padres que maltratan física o psicológicamente a sus hijos no han aprendido a controlar sus impulsos en su infancia y adolescencia. Las agresiones de padres a hijos revelan situaciones de violencia sufridas por los propios progenitores en sus hogares o en su entorno. 

Según afirman diferentes especialistas, antes de maltratar a los hijos por haber cometido alguna falta o travesura, los padres deben entender que los niños adoptan distintos comportamientos porque observan la realidad desde una perspectiva diferente a la suya y se encuentran en pleno proceso de exploración y desarrollo.  

El delito de maltrato habitual en el ámbito familiar previsto el artículo 173.2 del Código Penal, castiga los actos de violencia física o psíquica perpetrados de forma reiterada sobre el menor, o cualquier miembro de la unidad familiar, que esté o haya estado ligada a él por análoga relación de afectividad, hasta crear una atmósfera irrespirable para la víctima, regida por el miedo y la dominación.  

La requerida habitualidad en el ejercicio de la violencia dentro del ámbito de las relaciones familiares, no consiste en un número de acciones violentas, sino que lo verdaderamente relevante es la relación entre autor y víctima, más la frecuencia con que ello ocurre. Es decir, la permanencia del trato violento, con o sin condenas previas, que, de existir, son prueba de aquella, aunque no la única vía para su acreditación.  

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